La invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas ha provocado un rápido encarecimiento del petróleo y del gas, pero también ha supuesto una amenaza para los fabricantes de vehículos y recambios debido a la escasez de materias primas básicas. La difícil situación que atraviesa la industria ucraniana y las sanciones impuestas a Rusia también tendrán impacto en nuestro sector.
Después de dos años de pandemia y de sus consecuencias para la industria -falta de suministro, escasez de microchips, encarecimiento de las materias primas y de los fletes marítimos, entre otras- el sector tiene que hacer frente ahora al impacto de la guerra en Ucrania. Y es que además del encarecimiento del petróleo y del gas, que tendrá consecuencias directas tanto en los costes de producción como logísticos, los proveedores se enfrentan ahora a una escasez de materias primas básicas para la fabricación de vehículos y componentes de primer equipo y para el mercado de reposición.
Según un informe realizado por el Ministerio de Industria francés, los principales riesgos se centran sobre el paladio y el aluminio. En la actualidad, Rusia es el principal productor de paladio, con un 40% de la producción mundial. Este metal es fundamental para la fabricación de catalizadores, un componente clave en los vehículos de combustión interna para limitar las emisiones. Aunque de momento la industria tiene stock para afrontar los próximos meses, el informe expone que ya se empieza a notar una subida en los precios, que podría agravarse si se prolonga el conflicto. A esto tenemos que sumar que en el año 2008, el paladio cotizaba a cinco euros el gramo, mientras que en la actualidad se sitúa por encima de 80 €/gramo.
El aluminio, disparado
Más problemas plantea la inflación en el caso del aluminio, cuyos efectos arrastramos desde mediados de 2020. En esa fecha, la tonelada de aluminio cotizaba a 1.500 dólares, mientras que en enero de 2022 se situaba cerca de los 3.000. En los últimos días el precio se ha situado por encima de los 4.000 dólares/tonelada, superando así el máximo histórico de 3.380 dólares alcanzado en julio de 2008, en plena crisis financiera, debido al temor de los inversores a una menor oferta.
Asimismo, el 29% del acero que importa la Unión Europea procede de Ucrania, añade CLEPA, un metal básico para la fabricación de todo tipo de componentes, tanto recambios como elementos del exterior del vehículo. También existen ciertos riesgos en el níquel para las baterías, el cobalto para los catalizadores y el cobre. No en vano, Rusia es el tercer mayor productor de níquel del mundo, el segundo de cobalto y el séptimo de cobre. Asimismo, también dependen de Rusia el platino, el rutenio, el iridio y el rodio, metales que se utilizan en bujías, catalizadores y otros componentes. En cualquier caso, la tasa de dependencia rusa se sitúa por debajo del 15% en esos productos.
Según CLEPA, Rusia representa el 9% de las importaciones de aluminio primario de la Unión Europea, el 42% de las importaciones de acero semiacabado, el 42% del suministro de paladio, el 12% de platino, el 9% de rodio y el 11,2% del níquel utilizado en baterías de vehículos.
Riesgo para los semiconductores
La invasión rusa de Ucrania también podría agravar la recuperación del mercado de semiconductores, cuya escasez se ha convertido en uno de los principales problemas de la industria del automóvil. ¿El motivo? El riesgo de suministro de gas neón, clave para la fabricación de los láseres que producen estos componentes electrónicos. Y es que nada más y nada menos que el 70% de este gas procede de Ucrania, según el informe del Ministerio de Industria francés.
Tampoco podemos obviar las dificultades para la importación de caucho sintético y de negro de carbón de Rusia y Ucrania, que podrían tener un impacto negativo en la fabricación de neumáticos.
Fuente: Autopos