Estos líquidos tienen dos funciones principales, aunque no son las únicas: ayudar a evitar el sobrecalentamiento del motor y evitar la corrosión favoreciendo el engrase de los elementos por los que circula, como la bomba de agua.
“Es fácil caer en el error de relacionar el mal llamado «anticongelante» con las temperaturas frías, y pensar que su mantenimiento en el verano no es necesario”, afirman desde Aser, y por ello han dedicado el mes de abril a los refrigerantes, en el marzo de las ’12 causas Aser’.
El refrigerante es un líquido que circula por el circuito de refrigeración del vehículo. Tiene dos funciones principales, aunque no son las únicas: ayudar a evitar el sobrecalentamiento del motor y evitar la corrosión favoreciendo el engrase de los elementos por los que circula, como la bomba de agua. Debe ser capaz de controlar la temperatura de las diversas partes del motor en todas las condiciones climáticas. Cuando hablamos de anticongelante lo hacemos porque hablamos de un fluido que refrigera el motor, pero tiene componentes que evitan su congelación.
“Si sólo se utilizase agua, este líquido de refrigeración se congelaría a 0ºC, entraría en ebullición a 100ºC (si se encontrase a presión atmosférica) y no evitaría problemas como la corrosión de las partes del circuito. Por ello se utilizan los llamados anticongelantes simples, que incorporan alcoholes y glicerinas que evitan la congelación pero que no evitan otros problemas”, explican desde Aser.
Un líquido de refrigeración de calidad contiene: Etilenglicol con agua desmineralizada y desionizada, aditivos inhibidores de corrosión, anti-espumantes y colorantes para detección de fugas. Por lo tanto, ni el agua ni el “anticongelante simple” ofrecen la suficiente protección al motor.
TEMPERATURA
Aser afirma que los vehículos más modernos emplean aleaciones de aluminio en sus componente, “a las que la corrosión les afecta muy fácilmente, funcionan a temperaturas de más de 100ºC y poseen una gran cantidad de componentes que pueden verse afectados por el uso de un líquido de refrigeración de baja calidad o por el uso de anticongelantes”.
Actualmente, podemos encontrar en el mercado tres tipos de líquidos refrigerantes distintos en función de tu tecnología anticorrosión: inorgánicas, orgánicas (OAT) y semiorgánicas (Si-OAT). “Estos aditivos anticorrosión que forman parte del líquido refrigerante se van degradando con el tiempo por lo que se hace necesaria su sustitución. Por norma general los fabricantes de vehículos recomiendan su sustitución cada 2 años/40.000 km en el caso de refrigerantes inorgánicos y cada 5 años/100.000 km para los orgánicos y semiorgánicas”, recuerdan desde Aser, que asegura que el no cambiar el refrigerante motor a tiempo llevará a la oxidación interna del radiador, camisas, líneas de refrigeración de la culata y puede ocasionar serios problemas de refrigeración motor.
Los fabricantes aconsejan utilizar un refrigerante con una cantidad de monoetelinglicol de entre el 40-50%. Mantener la temperatura de funcionamiento del motor, indican desde aser, es cada vez más importante pues estos “son cada vez más pequeños, entregan una potencia mayor y tienen unas necesidades de refrigeración cada vez más exigentes”. Además, mantener una temperatura de funcionamiento optima “es esencial para mantener los límites de emisiones contaminantes según las normativas”.
Fuente: Infotaller