Investigadores han descubierto la actualización de software del vehículo que compatibiliza los motores diésel con otros tipos de combustible y que convierte los vehículos de combustión en ecológicos.
La investigadora Carrie Hall, profesora del Instituto Tecnológico de Illinois, en Chicago, ha dado con un sistema que hace que los motores diésel sean compatibles con otros tipos de combustible, tal y como ha informado El Confidencial. Tan solo basta con actualizar el ‘software’ del vehículo, cuando este lo permita, una manera económica de convertir los vehículos de combustión en ecológicos: «Como hablamos de una actualización de software, cualquier persona puede ponerlo en su vehículo sin incurrir en demasiados costes adicionales. En realidad no van a tener que cambiar el ‘hardware’ de su vehículo», afirmaba Hall.
Informes apuntan a que no se va a alcanzar la fabricación de eléctricos de baterías de litio para cumplir los acuerdos alcanzados en Glasgow a finales de 2021 en la que los jefes de gobierno de países de todo el mundo se comprometieron a que todas las ventas de coches y furgonetas nuevas tengan cero emisiones para 2040. Para reconducir esta situación, El Confidencial expone que los combustibles bio a partir de residuos y que generan menos emisiones, pueden ser una solución.
La actualización
Los motores diésel y gasolina se comportan de forma diferente. El diario ha explicado que la gasolina suele necesitar una chispa para encenderse y que a partir de ahí genera una explosión que se desplaza uniformemente por el cilindro del motor. Mientras, el diésel tiende a generar la combustión de manera espontánea al ser comprimido en el cilindro. Asimismo, la alta presión en la que está la gasolina en el cilindro de un motor diésel puede llegar a provocar, o no, explosiones cuando se enciende el motor, y de manera imprevisible.
Por tanto, este nuevo software surge a partir de la necesidad de medir el comportamiento del combustible dentro de un motor diésel utilizando la información que ofrecen los sensores que llevan los coches modernos. «Es difícil medir de forma económica lo que ocurre en el cilindro del motor. Así que tomamos la información que obtenemos de sensores más sencillos y baratos que están fuera del cilindro del motor donde se produce la combustión y a partir de eso diagnosticamos lo que está ocurriendo dentro».
La investigadora ha usado modelos computacionales basados en inteligencia artificial, pero no solo: «Si dejas que la inteligencia artificial haga todo el trabajo y surge un problema no puedes mirar debajo del capó del ‘software’ porque no se entendería nada del código».
Así que ha optado por un sistema mixto. Primero, tal y como explica El Confidencial, Hall simplificó los cálculos y elaboró ecuaciones mucho más fáciles de resolver. «Hemos intentado crear modelos que se basen en la física y la química subyacentes. Recientemente, ha habido interés en utilizar redes neuronales para modelar la combustión. El problema es que entonces es solo una caja negra, y no se entiende realmente lo que está sucediendo por debajo, lo que es un reto para el control, porque si te equivocas, puedes acabar con algo que va muy mal».
A partir de esa estructura simplificada como referencia, la investigadora utilizó las redes neuronales para realizar cálculos específicos con más rapidez sin perder control de ninguna parte del proceso. Esto permite que el sistema sea muy fácilmente modificable para adaptarse a distintos tipos de combustible, ya que basta con actualizar algunos parámetros del modelo que corresponden a las propiedades medibles de los combustibles, ha explicado.
Fuente: La Comunidad del Taller