Se acerca el verano y es momento de planear las vacaciones y las escapadas de fin de semana. Los viajes en coche son más frecuentes por lo que es fundamental realizarlos con vehículos revisados y en buenas condiciones.
El envejecimiento del parque automovilístico y la falta de mantenimiento son las causas principales de las averías, principalmente en verano que es cuando el motor y el resto de componentes mecánicos sufren más por el calor. Un dato que constata esta falta de mantenimiento es que un 18,77% de los vehículos que acudieron a la Inspección Técnica de Vehículos en 2016 (3.661.854) no superaron la primera inspección, según ha publicado recientemente la asociación AECA-ITV.
Casi 24 millones de defectos, cerca de siete millones graves, son la consecuencia de este rechazo que, sobre todo, afecta a los sistemas de alumbrado y señalización, ejes, ruedas, neumáticos y suspensión, frenos, y emisiones contaminantes.
El RACE también viene alertando de que la falta de mantenimiento está provocando un aumento de las averías, sobre todo en verano. Principalmente son problemas que afectan a las baterías, a los neumáticos, al motor y al alternador. Además, el pasado verano el Barómetro de Averías del RACE detectó un aumento del 3,4% de las averías con respecto a los meses de julio y agosto de 2015. Sin duda, una revisión periódica en el taller ayudaría a evitar estas situaciones, además de mejorar la seguridad y reducir el riesgo tanto de averías como de accidentes.
Todos los vehículos deben pasar sus correspondientes revisiones en el taller, pero debemos incidir en los propietarios de los coches más antiguos, que en muchas ocasiones son los que en peor estado circulan. De hecho, los que tienen una antigüedad entre los 10 y los 15 años son los que el pasado verano sufrieron el 42% de los problemas, según datos del RACE. ¿Qué recomendaciones podemos tener en cuenta para evitar averías y problemas en verano?
Hay unos elementos clave que hay que revisar periódicamente, algunos incluso por el propio conductor antes de iniciar cualquier viaje.
Una vez al mes y antes de iniciar un trayecto largo es recomendable revisar la presión y el estado de los neumáticos, ya que son el único elemento que pone en contacto el vehículo con el asfalto. La seguridad del viaje depende de un neumático en buen estado para asegurar un buen agarre y una correcta distancia de frenado. Recuerda que la profundidad del dibujo no debe ser inferior a 1,6 mm.
Comprobar los líquidos es otra de las operaciones clave para evitar averías, y no requiere de mucha complicación. Líquidos del limpiaparabrisas, de los frenos, del refrigerante… Es importante recordar que los filtros y los líquidos hay que cambiarlos al menos una vez al año, fundamentalmente en vehículos de más de 10 años. Y por supuesto, no te olvides de revisar el aceite del motor, siempre con el motor en frío y en llano.
Sin una buena visibilidad de poco te sirve haber comprobado todo lo anterior. Si el parabrisas tiene grietas o alguna rotura, no dudes en repararlo, y no te olvides de las escobillas limpiaparabrisas: nunca se sabe cuándo puede sorprendernos un chaparrón. Y para una conducción nocturna segura, los sistemas de iluminación serán tus aliados. No salgas de viaje con alguna luz fundida ni con los faros rotos o amarillentos.
Los problemas con las baterías son los más frecuentes, por lo que dedica unos minutos a comprobar que los bornes no están blanquecinos. La vida útil de una batería está entre los 4 y los 5 años; tenlo en cuenta para evitar sorpresas.
Fuente: Race
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