El palier es un elemento indispensable de la transmisión de nuestro coche. Es uno de las últimas piezas que llevan el movimiento del motor hasta las ruedas. Por lo tanto, si el palier o algún fuelle se encuentra en mal estado, puede afectar directamente la dinámica del vehículo y hasta llegar a dejarnos tirados.
Los fuelles son los capuchones de goma que recubren normalmente los extremos del palier. El interior de un fuelle está relleno de grasa, para facilitar el movimiento de la pieza que tenga en su interior. Por ejemplo, en el extremo que va hasta la rueda va acoplada la junta homocinética. Una pieza que requiere mucha lubricación para transmitir el giro del palier a la rueda, incluso en las diferentes posiciones que adopta ésta con la dirección y la suspensión.
Con el paso del tiempo, es habitual que los fuelles de palier se agrieten. Los continuos movimientos que tiene que soportar, los cambios de temperatura y la simple degradación de la goma acaban por deteriorarlos. Sin embargo, también puede romperse antes de tiempo, por ejemplo, por el golpe de una piedra.
Una vez se ha roto el fuelle, lo que sucede es que la grasa que de su interior se sale. Por eso, lo más normal es que veamos una mancha en la llanta de nuestro coche, en el paso de rueda o en las zonas cercanas al palier. Si no se detecta a tiempo, los daños pueden ser mucho mayores que el de una simple pieza de goma.
De todas formas, aunque no se hayan agrietado o roto, es recomendable que compruebes si siguen bien apretados en su sitio. Las abrazaderas tiene que estar fuertemente fijadas. Dedica un momento a verificar tanto la pequeña como la grande. Así te asegurarás que todo va a seguir en su sitio, al menos durante un tiempo más.
Si no sustituimos el fuelle, con el paso del tiempo lo más seguro es que tengamos que sustituir el palier completo o al menos una de sus piezas más importantes. En este caso el precio es bastante más elevado. Por este motivo es importante llevar al día el mantenimiento de nuestro coche ya que, a largo plazo, ahorraremos dinero. Las típicas revisiones periódicas no solo están para cambiar el aceite y los filtros. También sirven para comprobar que no haya otros problemas, incluidos los que puedan agravarse con el tiempo.
Como tal, un fuelle solo es un trozo de goma cónico con un plegado tipo acordeón. Sin embargo, para su correcta colocación incluye también unas abrazaderas para fijarlo en su parte ancha y en su parte estrecha. Sin ellas, la grasa se saldría irremediablemente dejando las piezas de su interior sin lubricante.
Los fuelles pueden comprarse por separado, aunque si se van a sustituir piezas como la junta homocinética, suele venir todo incluido: junta, fuelle, abrazaderas, lubricante (que normalmente es valvulina) y tornillos. El lubricante debe ser una grasa de larga duración especialmente viscosa. De otra forma la grasa no se mantendría entre las piezas que debe lubricar.Aunque si compras un kit no tendrás que preocuparte por eso.
Fuente: Actualidad Motor
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