Muchos pilotos de diferentes competiciones, como la Fórmula 1 o las 24 Horas de Spa-Francorchamps, se enfrentan al desafío de Eau Rouge en cada vuelta. En realidad, se trata de una combinación de curvas conocida oficialmente como ‘Raidillon’. El nombre de Eau Rouge se debe a un pequeño arroyo cercano con un alto contenido en hierro que tiñe el agua de rojo, de ahí Eau Rouge (Agua Roja).
Así lo explica Sebastian Golz: “No conozco un sector comparable en ninguna parte. Eau Rouge es único en el mundo”. En el legendario circuito, situado en el bosque de las Ardenas, se da una combinación de fuerte compresión con curvas de gran velocidad. “En el Nürburgring Nordschleife los coches también tocan el suelo en el punto más bajo de Fuchsröhre. Pero allí no tenemos estas fuerzas laterales”, añade Golz.
Después de la sección en descenso, con su 15% de desnivel, viene una curva a izquierda en el punto más bajo, seguida de una curva a la derecha, rápida y radical, que conduce a una subida empinada y a la curva final a la izquierda con un gradiente del 18%. La visibilidad es muy limitada. Durante un corto período de tiempo, los pilotos solo ven el cielo y algunas copas de los árboles: “Es una experiencia realmente dura trazar ese sector por primera vez, pero uno se acostumbra”, apunta Vanthoor.
El director de proyecto de Porsche comenta que “a unos 240 km/h, no solo los pilotos, sino muchos componentes están sometidos a tensiones extremas. En la zona más baja de Eau Rouge, los neumáticos se comprimen extremadamente y, al mismo tiempo, fuerzas laterales de hasta 3,0 g deforman sus flancos. Con el GT3 R, esto equivale a un empuje hacia fuera de la curva de unas cinco toneladas.
Y prosigue: “En la compresión, la presión sobre el coche llega brevemente a 2,5 g. Los neumáticos por sí solos no pueden absorber estas fuerzas. Las llantas se deforman e incluso el chasis parece gemir bajo tales cargas. Afortunadamente, nuestro Porsche 911 GT3 R tiene un diseño más rígido comparado con otros vehículos GT3. Hemos visto romperse el chasis de algunos coches cuando bajan a toda velocidad por Eau Rouge”.
Como parte del concepto global del Porsche 911 GT3 R, las fuerzas se distribuyen uniformemente sobre el chasis sin sobrecargar ciertas áreas. Todos los componentes juegan un papel importante en la reducción de la cantidad de energía que afecta al vehículo. Al pasar por Eau Rouge, la configuración de la cinemática es clave.
Golz explica que “para cambios rápidos de dirección, el coche debería tener unos ajustes muy duros, pero eso nunca funcionaría en Eau Rouge. Debido a la extrema compresión, las fuerzas tan altas provocan cambios de carga también extremos. Un ajuste duro podría causar que una rueda quede en el aire, sin contacto con la superficie. Esto nunca debería ocurrir allí. Necesitas todas las ruedas en el suelo para un máximo agarre”.
Hace falta un compromiso. Si la suspensión es demasiado blanda, el coche tocará fondo en Eau Rouge: “No es que los amortiguadores lleguen a su límite, eso lo podríamos solucionar. Sería mucho más grave si todo el chasis tocara fondo. Esto minimizaría la carga de las ruedas y reduciría el agarre significativamente. Tenemos que encontrar un buen compromiso para asegurar el máximo contacto de todas las ruedas con el suelo en todo momento”, apunta Golz.
Cuando se trabaja en la búsqueda de la mejor configuración, las características únicas de Eau Rouge juegan un papel importante. Sin embargo, también es esencial tener en cuenta el resto del circuito de 7,004 kilómetros.
En curvas rápidas como Pouhon o Blanchimont, es esencial una carrocería baja para un apoyo aerodinámico intenso y constante. Los sectores con cambios rápidos de dirección como Les Combes o la chicane de la Parada del Autobús, requieren una suspensión dura para lograr buenos tiempos de vuelta. Sin embargo, todo esto contradice los requisitos del ajuste para un paso perfecto por Eau Rouge.
Como comenta el ingeniero de Porsche, “siempre se busca el mejor compromiso posible. Puedo aceptar que el coche toque ligeramente con los bajos en Eau Rouge porque quiero que tenga una altura reducida en otros sectores. No hay que olvidar que el tiempo de vuelta no depende solo de Eau Rouge, sino que se consigue en los siete kilómetros completos. Si lo ajusto bien para la bajada de Eau Rouge, perderé demasiado tiempo en otros lugares como Blanchimont”.
Y añade riendo: “Siempre es un gran desafío. Quien mantiene el acelerador a fondo aquí es un piloto valiente. A diferencia de las carreras de monoplazas, en las de GT3 eso no ha cambiado en absoluto a lo largo de los años”.
Para dominar la curva Eau Rouge es necesario tener habilidad, una enorme confianza en sí mismo, una gran experiencia y una enorme cantidad de coraje: “Puede sonar extraño, pero Eau Rouge es más fácil si se toma a fondo que si se levanta el pie del acelerador durante medio segundo”, dice Vanthoor.
“En ese punto, el piloto tiene que estar absolutamente seguro de lo que hace su coche. Si levanto el acelerador acercándome al punto más bajo, la carga se desplaza hacia delante y el coche cabecea. Esto afecta al comportamiento de la dirección y podría golpear el piano con demasiada fuerza. Si eso ocurriera, las cosas se ponen muy difíciles”, añade el piloto belga.
Y continúa: “Como piloto, tienes que aprender Eau Rouge conduciendo. Todo el mundo sabe que la aerodinámica genera más apoyo cuanto más alta sea la velocidad. Obviamente, no deberías intentar exagerar, pero con el Porsche 911 GT3 R puedes mantener el pedal a fondo la mayoría de las veces. No siempre funciona, a veces tu instinto te dice que sería una buena idea levantarlo una fracción de segundo”.
Por último, Vanthoor explica que el momento decisivo es “el primer movimiento de volante cuando te diriges hacia el fondo. Si eso no es perfecto tienes que corregirlo. Eso es cualquier cosa menos fácil a 240 km/h, con esas poderosas fuerzas sobre el coche. Eau Rouge es despiadadamente implacable. Las zonas de escapatoria son pequeñas, muchos pilotos chocan contra las barreras de seguridad. Aun así, no hay mejor sensación para un piloto que pasar a fondo esa zona. Lo esperas en cada vuelta. Al menos, mientras todo va bien”.
La famosa combinación de curvas ‘Raidillon’ de Spa-Francorchamps es como un trofeo que se gana a la mayor velocidad posible. Una curiosidad que refleja la dificultad de Eau Rouge: tras dos intentos de trazar a fondo el famoso sector que terminaron contra las barreras, un ex campeón del mundo de Fórmula 1 tenía impresa en las tarjetas que autografiaba la frase “He sobrevivido a Eau Rouge”.
Fuente: Periodismo del motor
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