El diario El Mundo titulaba su noticia del pasado martes 28 de marzo de forma preocupante: “Berlín retira el veto y la UE aprueba definitivamente la prohibición de los motores de combustión”. Titulares que luego leía replicados en otros generalistas. La Vanguardia: “La Eurocámara aprueba el fin de los coches de combustión para 2035”. El País: “La UE prohíbe definitivamente vender vehículos con motores de combustión a partir de 2035”. Y preocupa que sea esto lo que se está diciendo, porque directamente es mentira. Y genera alarma y confusión.
Lo que sucedía era otra cosa.
Hace unas semanas, la UE anunciaba su intención de prohibir la venta de vehículos con motor de combustión para 2035 en los países de la unión. La votación definitiva para esta medida tendría lugar el 28 de marzo -el pasado martes-. Alemania e Italia, dos países con intereses evidentes en la industria automovilística, presentaron antes de llegar ese momento clave sus más que lógicas reticencias. España no, curiosamente.
Los expertos llevan años diciéndolo en muchos foros a cualquier persona que quiera escucharles: no se trata de alimentar a unas tecnologías sobre otras, sino de impulsar las cero emisiones. Benito Tesier, presidente de la Comisión de Recambios de Sernauto, lo decía el mismo 28 de marzo en un evento ante la prensa: “No hay ninguna tecnología ganadora hoy en día y las soluciones que marcarán el futuro del sector dependerán de las necesidades del cliente, quien es soberano para decidir qué coche conducir de acuerdo con sus necesidades”. Pues eso.
Más que nada porque, entre otras cosas, Bruselas estaría pegando un tiro en el pie a su propia industria, cuyo valor añadido y su experiencia adquirida va ligada al desarrollo de los vehículos de combustión interna durante varias décadas.
Bien. Tras varias semanas de bloqueo, la UE llegaba a un acuerdo con Alemania para sacar adelante la votación. ¿Cómo? Haciendo lo lógico: eliminando el veto a una tecnología -en este caso, la combustión- y hablando de objetivos de emisiones. La combustión por tanto podrá seguir vendiéndose, pero bajo unas premisas que permitan emitir cero CO2. Es aquí donde aparecen los ecocombustibles o e-fuels.
La cosa es diferente, ¿verdad? No se acaba la combustión, se acaban las emisiones.
¿Y qué son los e-fuels? Reduciéndolo todo mucho, se trata de combustibles cero emisiones que vendrían a sustituir al diésel y la gasolina actuales.
Es aquí donde surgen varias preguntas.
¿Son combustibles aptos para los motores de combustión actuales? Sí. ¿Podrán dañar -imagínense que deje de venderse combustible tradicional en algún momento- los motores de combustión tradicional? No, son compatibles. ¿Acabará la combustión? No. De la votación del martes 28 de marzo lo que Alemania sacó precisamente es que no se prohibiera. Los e-fuels dan una nueva vida a la combustión.
En 2026 lo que se presentará es una propuesta legislativa específica para los e-fuels. La idea de la UE es que los vehículos a partir de 2035 puedan equipar el mismo motor que hasta ahora -contado a grandes rasgos-, pero que sólo arranquen si su tanque ha sido llenado con uno de estos ecocombustibles. Pero eso ahora está por ver.
La noticia por tanto no es que acaba la combustión. Más bien al contrario: la industria -y el sentido común- le ganan el pulso a Bruselas.
Fuente: La Comunidad del Taller
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