Este artículo de La Comunidad del Taller, viene a confirmar lo que siempre hemos defendido desde ALJOCAR, el vehículo eléctrico no es el presente ni el futuro inmediato, es una estafa y una falacia política.
Como es lógico, la gente se va dando cuenta, que para adquirir un vehículo eléctrico tienes que tener un poder adquisitivo alto y tener otro de combustión para realizar los viajes de larga distancia, porque la autonomía no es la que marca el fabricante y las recargas además de caras son muy lentas y con muy pocos puntos de recarga, un viaje de 8 horas se puede convertir en el doble.
A la gente la puedes engañar una vez, pero vuelven a ver que el coche que menos contamina y es más asequible es el de combustión (diesel o gasolina)
Es una obviedad que las ventas de vehículos eléctricos no están creciendo al ritmo deseado por el Gobierno actual de España, pero también lo es que cada vez son más los conductores que no saben qué tecnología elegir a la hora de adquirir un vehículo nuevo. Y en medio de esta incertidumbre, los modelos híbridos y eléctricos están perdiendo interés para los clientes españoles, que prefieren ‘refugiarse’ en las mecánicas convencionales.
Así lo pone de manifiesto un reciente estudio realizado por GiPA en España, donde se aprecia, según palabras de la propia consultora, una tendencia “peculiar”. Y es que más que ganar peso en la intención de compra, parece que el atractivo del vehículo eléctrico e híbrido en España “está disminuyendo en favor de motores más tradicionales”, señalan. ¿Los datos? A continuación…
Según este informe (que investigaba sobre la voluntad de comprar un vehículo nuevo), la cantidad de conductores que no sabe por qué tecnología decantarse ha aumentado en apenas un año del 26% al 32%, seis puntos más. Una tendencia que se explica por la creciente cantidad de tecnologías disponibles en los concesionarios (gasolina, diésel, GNC, GLP, microhíbrida, híbrida, híbrida enchufable, eléctrica… y hasta de hidrógeno) y por la incertidumbre legislativa derivada de los planes de limitación del tráfico tanto nacionales como regionales y hasta locales.
La gente está hecha un lío y eso se demuestra en las encuestas: una de cada tres personas no sabe qué comprar, y todo parece indicar (basta con mirar las cifras de matriculaciones) que no están comprando nada, con el consiguiente perjuicio tanto para el sector del automóvil como para la seguridad vial.
Pero ¿qué pasa con los motores tradicionales? Según la encuesta de GiPA, el 41% de los españoles asegura que se compraría un coche gasolina o diésel, apenas un punto menos que en el estudio de 2023 (42%). La gasolina pierde un poco de interés (pasa del 22% al 20%, mientras que el diésel recupera un punto: del 20% al 21%).
Y luego están los vehículos electrificados, cuyo predicamento sigue bajando. En 2023, el 31% de los encuestados mostraba su interés por comprar alguno de estos modelos, mientras que en 2024 la cifra cae al 26%: los híbridos pierden cuatro puntos (del 23% al 19%), mientras que los eléctricos puros se dejan uno (del 8% al 7%).
Esta tendencia no es exclusiva de España, ya que el estudio realizado por la misma consultora en Italia (en este caso comparando 2024 frente a 2022) señala que el 42% de los conductores de aquel país elegiría un vehículo gasolina o diésel en su próxima compra (era el 29% en 2022), mientras que sólo el 7% (igual que en España) elegiría un eléctrico (dos años antes el ratio era del 11%). Y a esto hay que sumar una pérdida de interés tanto por los híbridos como por los híbridos enchufables.
La lectura es clara: el cliente no sabe qué comprar, y los que lo tienen claro se decantan por el motor convencional. Los modelos electrificados están perdiendo fuelle, principalmente por su alto precio de compra y la escasez de puntos de recarga, lo que se demuestra claramente en las ventas, no sólo en nuestro país, sino de manera generalizada en todo el continente (incluso en Alemania, donde el poder adquisitivo es sensiblemente más alto, las matriculaciones de eléctricos están a la baja).
¿Serán capaces de animar la demanda la próxima generación de vehículos eléctricos -con precios más bajos- o los coches de procedencia China -también por su coste más reducido-? El tiempo lo dirá, pero de momento son las mecánicas tradicionales las que se llevan el gato al agua, por lo que la estructura de la posventa se mantendrá sin cambios sustanciales durante muchos años.
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