El termostato es una pieza clave para el buen funcionamiento del motor. Este componente, inserto entre el radiador y el motor, forma parte del circuito de refrigeración y es el que se encarga de mantener la temperatura adecuada y constante en el motor.
En general, este dispositivo va montado en los conductos del refrigerante y regula el flujo de este líquido al radiador para garantizar la temperatura óptima.
Se trata de una válvula metálica con un resorte que se abre y se cierra, dependiendo de la temperatura del líquido de refrigeración, dejando pasar más o menos refrigerante al radiador para controlar la temperatura del motor.
Cada termostato tiene indicado en su parte exterior a la temperatura que se abre, algo a tener en cuenta en caso de cambiarse, ya que debe ser reemplazado por uno de igual temperatura de funcionamiento.
Existen dos tipos de averías en esta pieza. La primera es que se quede cerrada, por lo que la temperatura del motor se elevaría; y la segunda, que se quede abierta y, por tanto, baje la temperatura.
Es importante, pues, prestar atención al indicador de la temperatura del motor del coche, aunque que nos muestra la temperatura del refrigerante. La aguja siempre debe estar por debajo de la zona roja y por encima de la zona azul. En algunos modelos este indicador de aguja ha sido sustituido por una luz. Si se enciende la luz azul indica que el motor está frío y si es roja indica sobrecalentamiento.
Llevar a cabo un buen mantenimiento del vehículo es básico para evitar este y otros problemas.
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